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Escultura

Carlos Páez Vilaró entró al universo de la escultura liberado de ataduras a ritmos y proporciones. Lo hizo dibujando directamente en el espacio con líneas de acero, cables, varillas de bronce, trozos de madera y cuanto objeto encontró para armar sus piezas.

No le fue fácil saltear las tradiciones, leyes y textos impuestos para la iniciación del oficio. Pensaba en los primitivos volcando su ansiedad de expresarse en la piedra, la madera o el metal, y eso lo animó a recortar chapas de acero, ensamblar piezas de madera y utilizar toda clase de materiales que encontraba a su paso.

Carlos Páez Vilaró entró al universo de la escultura liberado de ataduras a ritmos y proporciones. Lo hizo dibujando directamente en el espacio con líneas de acero, cables, varillas de bronce, trozos de madera y cuanto objeto encontró para armar sus piezas.

No le fue fácil saltear las tradiciones, leyes y textos impuestos para la iniciación del oficio. Pensaba en los primitivos volcando su ansiedad de expresarse en la piedra, la madera o el metal, y eso lo animó a recortar chapas de acero, ensamblar piezas de madera y utilizar toda clase de materiales que encontraba a su paso.

Esculturas de chatarra

Medio siglo atrás, Carlos Páez Vilaró incursionó en el universo de los objetos abandonados para recrearlos y ponerlos en vigencia otra vez, vinculándolos al arte.

Días enteros recorría las herrerías y los depósitos de desperdicios, eligiendo las más extrañas piezas que luego le servirían para crear obras fantásticas.

Hoy igual que ayer, el artista continúa con una increíble energía generadora, convirtiendo en arte todo lo que llega a sus manos, y lo hace con la misma fuerza de aquellos años.

Medio siglo atrás, Carlos Páez Vilaró incursionó en el universo de los objetos abandonados para recrearlos y ponerlos en vigencia otra vez, vinculándolos al arte.

Días enteros recorría las herrerías y los depósitos de desperdicios, eligiendo las más extrañas piezas que luego le servirían para crear obras fantásticas.

Hoy igual que ayer, el artista continúa con una increíble energía generadora, convirtiendo en arte todo lo que llega a sus manos, y lo hace con la misma fuerza de aquellos años.

Esculturas de madera

En Buenos Aires (1995), uniendo maderas que encontró al paso en baldíos o corralones de artículos en desuso o valiéndose de la ayuda del tornero o el capintero, logró construir esta nueva etapa de su labor de escultor. Bien se lo podría llamar “Collage de madera” ya que las levantó integrando trozos de mesas ratonas, carreteles de cable, patas de bancos, trozos de escaleras o cajas de reloj.

Terminada la labor, el propio artista se sorprendió al ver que había construido un ejército de astillas, que espontánea y naturalmente, quizás llevado por su indignación hacia los depredadores de la naturaleza, había escrito con madera su frase de protesta.

Bautizó esta serie “La Rebelión del Bosque”. Fueron hechas de pedazos desechados y pueden de alguna manera servir de testimonio en el futuro, a aquellos que estudien las huellas de la madera en su paso por la tierra. 

ARTEFACTOS (1997)

Serie de figuras realizadas por Carlos Páez Vilaró, quien recortando maderas de todos los tipos y dimensiones logró una población de figuras ponderadas con el colorido arte de su pincel.

Esculturas de chatarra

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